27.3.11

Síntesis argumental.

Dos jóvenes recluidos en un departamento. Afuera caos social, saqueos y viviendas tomadas. Una Buenos Aires sitiada, carente de autoridades. Una ciudad peligrosa. Luego de seis días de encierro la ausencia de víveres comienza a hacer estragos tanto en el cuerpo como en la mente de estos dos personajes. Algo hay que comer.

Javier es el dueño de casa. Un joven meticuloso y sensible que disimula sus miedos presentándose ante el mundo como un ser asexual. No soporta que lo toquen. Un sarpullido que abarca gran parte de su cuerpo es la barrera perfecta para evitar el contacto. Pero hay que ocultarlo.

Julia es su mejor amiga. Una mujer bella e inquieta. Sin embargo, detrás de esa máscara se esconde una joven presa de una gran inseguridad respecto a su cuerpo y del deseo constante de sentirse querida. Su amigo no podrá darle aquello que busca, ¿o si? Hay que probar.

Seis días de encierro. Ya no hay agua. Todo comienza a ser distinto. Un corte de luz y un beso casual. Negación, culpa y rechazo. Hay que cortar.

Un vecino golpea la puerta. Gustavo ingresa al departamento con una herida en su espalda y una noticia estremecedora: “Están entrando en las casas”. Es un hombre atractivo, seductor, dispuesto a cualquier cosa para alcanzar sus objetivos. En su mochila hay un arma y un avanzado estado de adicción. Seis días con la boca seca y una necesidad que debe ser suplida. Algo hay que tomar.


Un triángulo dominado por el deseo de llenar el vacío que domina sus cuerpos. Tres seres abrumados por una gran necesidad de afecto y contención. Tres personajes con hambre.

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