El vestuario fue diseñado teniendo en cuenta las limitaciones que impone la situación propuesta por la dramaturgia: seis días de encierro en un clima de elevadas temperaturas. En ese sentido, un aspecto importante a considerar fue la comodidad de los personajes y la falta de abrigo.
Ahora bien, uno de los pilares de la propuesta de vestuario fue acompañar el tránsito emocional de los personajes en el devenir de la pieza. Julia, Javier y Gustavo van develando lentamente su intimidad a medida que avanzan las escenas. Siguiendo este proceso, se diseñó un vestuario capaz de evidenciar, en un proceso paulatino, el cuerpo expuesto de los protagonistas.
En el caso de Javier, su elección de presentarse ante los demás como un ser asexual lo lleva a utilizar en su indumentaria el color negro con el fin de borrar la mayor cantidad de marcas de género como sea posible. Vestirá un pantalón ajustado negro, una remera y un buzo ligero con una rotura en la zona del codo, lugar donde comienza el sarpullido que luego se extenderá a gran parte de su cuerpo.
Julia, por su parte, con el fin de esconder aquellas zonas de su cuerpo que detesta utilizará un vestido suelto de colores fuerte y zapatillas. En una segunda instancia la veremos con una musculosa gris y un pantalón corto de tela jean azul.
Por último, Gustavo vestirá un jean corto, zapatillas y una remera gris con un corte en su espalda. Todo su vestuario evidenciará las consecuencias del enfrentamiento en el que se vio involucrado antes de entrar al departamento. Además tendrá una mochila negra.
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